El gran descubrimiento de este británico llegaría cuando el gran John Galliano le nombra sucesor en torno al año 1996.
A partir de este momento, la carrera de este enigmático hombre despegaría como nave que viaja a años luz de distancia.
Tanto su definición de lo que debe ser moda asociada a mujer, como su imagen de "enfant terrible", su creatividad transgresora y maestría a la hora de realizar los patrones han hecho que su estilo se convierta, en las últimas décadas, en uno de los más deseados a nivel mundial.
Si tuviera que elegir una prenda fetiche en el mundo Mcqueen, sin lugar a dudas, me quedo con la famosísima y más que imitada pasmina con print de calaveras, correspondiente al increíble legado que nos ha dejado este badboy infinito.
ARSC.
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