“En
un mundo lleno de dictados y convencionalismos, ¿podría existir otro camino?”1
En los días que corren, vivimos
bombardeados por tendencias dictadas por la todopoderosa Moda, aquella que
determina los ritos en cuestión de vestimenta de una época concreta. El ser
humano es un animal de costumbre, actuamos como pez que sigue la corriente. La
moda, no iba a ser una excepción, las órdenes expuestas se siguen a pies
juntillas como si se tratase de una imposición.
El hábito de tratar de ser todos
maniquís de una tienda o marca en concreto se convierte en una costumbre dañina
para el individuo, ya que, la gente ya no consume moda por necesidad sino por
la importancia de dicha prenda y su proyección. A partir de ese momento, la
persona se convierte en esclavo de la moda, de tal modo, que si no ha adquirido
una u otra prenda es como si estuviera fuera de lo considerado de primera categoría,
convirtiéndose en una Fashion emergency.
Llegados a este punto debemos reflexionar acerca de todo ello, ¿hemos llegado
a esto porque no apreciamos nuestro
propio ser, únicamente el ser que pueda observar el resto? ¿Si pusiéramos en la
balanza ambos, cuál tendría mayor peso para nosotros? La moda de cada persona
es una expresión individual de lo que somos. No se trata de pertenecer a una
tendencia, sino de pertenecer a ti mismo.
El antídoto es asequible, podemos
ser unos apasionados de la moda sin perder la cabeza. Podemos seguir todas y
cada una de las tendencias, sin perder nuestra esencia. Cambiar e innovar
siempre es positivo. Debemos lograr ser amantes de la moda, sin llegar a ser esclavos.
1 Palabras
reproducidas del anuncio de Lâncome La Vie est Belle 2013.
ARSC.
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