Amor eterno.
Cartier creó estas pulseras en 1970 en la ciudad de Nueva York, en pleno movimiento hippie. Se convirtió en un auténtico símbolo de la década, un himno al amor de una generación, abanderaba el "haz el amor y no la guerra". Hoy en día representan amor eterno. Se quita con un destornillador especial que conserva quien hace el regalo.
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